Degustar un buen vino y percibir su exquisito aroma es una experiencia inigualable que no depende únicamente de las características particulares de las uvas. Elaborar esta bebida es todo un arte, y hay muchos factores involucrados. En este artículo hablaremos de algunos, con especial énfasis en las condiciones ambientales.
Atención a los detalles
Un vino delicioso y espumoso no se obtienen por casualidad. Más bien, es el resultado de seguir un proceso riguroso desde el principio hasta el final.
Los enólogos deben de prestar atención a muchos detalles, lo que incluye el cuidado del viñedo, la elección del momento adecuado para la vendimia y la estricta vigilancia a los procedimientos de despalillado, estrujado, remontado y macerado.
Asimismo, se deben comprobar que la fermentación el prensado, el movimiento del vino entre barricas, la clarificación, el proceso de embotellado y la limpieza de la instalación se llevan a cabo de acuerdo con los más altos estándares.
Al mismo tiempo, hay productos enológicos a los que se puede recurrir para optimizar los resultados. Tal es el caso de las enzimas, las bacterias, las levaduras, los correctores y los compuestos que ayudan a la clarificación y estabilización.
Como hemos visto, es muy importante vigilar cuidadosamente cada uno de los elementos implicados en la preparación del vino. A este respecto, la humedad y la temperatura juegan un papel fundamental. A continuación, encontrarás más información sobre la manera de controlar estas dos variables al interior de las bodegas.
Condiciones ambientales
Las bodegas deben estar acondicionadas para recrear el ambiente ideal. Por ejemplo, es necesario controlar la iluminación y eliminar los olores extraños mediante el uso de ventiladores. Adicionalmente, las instalaciones deben estar construidas con materiales capaces de reducir al mínimo las vibraciones.
Ahora bien, la temperatura y la humedad son dos factores ambientales muy cambiantes. Varían según la época del año, la hora del día y los eventos meteorológicos que se presenten. Esto supone un desafío en los procesos de almacenamiento y crianza, ya que se requiere un ambiente estable para obtener un producto de calidad.
La elaboración de vinos no se puede dejar a los caprichos de la naturaleza. Por eso, la temperatura y la humedad deben ser controladas de manera artificial. Descubre cuáles son las técnicas específicas que se utilizan en las bodegas.
Temperatura
Las instalaciones deben disponer de sistemas de refrigeración o de calefacción para mantener una temperatura constante durante todo el año. Esta no debería estar por debajo de los 12 °C, ni por encima de los 15 °C. Tales condiciones son aplicables a toda clase de almacenes a granel, bodegas de crianza en botella y en barrica, y depósitos de productos terminados.
A fin de favorecer el proceso de fermentación del producto de la uva, el lugar donde se produce debe estar a la temperatura más baja posible dentro del rango antes mencionado. Verificar esta variable también es importante al momento de embotellar el líquido. De esta manera, se garantiza la nivelación óptima de los envases antes de proceder a su taponado.
Humedad
Para que la crianza del licor sea la adecuada, la humedad de las instalaciones enológicas debe ser de aproximadamente 80 %. Dependiendo de las circunstancias locales, se puede recurrir a secadores u humidificadores.
Si está muy por debajo del porcentaje antes mencionado, se puede llegar a perder hasta la décima parte del líquido almacenado en las barricas. Por otro lado, cuando está muy por encima del estándar recomendado, el agua se puede filtrar al interior de las barricas, afectando la graduación del vino almacenado. En esencia, el preciso control de la humedad permite mantener la calidad del producto.
Un deficiente control en las instalaciones que se encuentran en regiones muy húmedas podría propiciar la aparición de moho en los envases de crianza. Por su parte, la condensación del agua (resultado de la excesiva humedad excesiva en el ambiente) podría dañar las etiquetas e interferir con el correcto pegado de las mismas.
Está claro que controlar la humedad y la temperatura del ambiente es imprescindible en el proceso de elaboración de vinos. De esto dependerá su calidad final.